18.10.12

De Úrsula para mí, para vos, para nosotras:




…en seis días pueden pasar bocha de cosas. Y sí, si a los pocos minutos ya te largaste a llorar, ¿qué esperabas? Al carajo todo, nena, te vas a prender fuego de lo rápido que corre el hámster por esa ruedita adentro de tu cabeza. Yo no estudié nada, pero me doy cuenta. No estás deprimida, estás enojada, enojada con todo el mundo, se nota en tus nudillos saltantes y en los suspiros profundos que soltás para tragarte la catarsis. Es ese vacío que estás sintiendo, el encierro que venís arrastrando hace… ¿cuánto ya? ¿un mes, un poco más? ¿estás llevando la cuenta? Claro que sí. Tu memoria es impecable, no puedo creer la cantidad de cosas que resurgieron en este tiempo. Yo te entiendo, yo sé; a mí me hiciste sufrir con pibes que, la verdad, no valía la pena ninguno; error tras error. Y me encerré yo también, sí, me re cabió la rotonda y me quedé en el círculo vicioso, atrás de los hombres que me querían solamente para un polvo. Lo mío fue distinto, sí, todo sentimental, romántico, amoroso y desamoroso. ¿Qué esperabas? ¿Un auto y él (¿quién?) llevándote lejos; vos despatarrada en el asiento del copiloto acariciando el techo con la yema de los dedos? Nena, eso ya pasó. Y no sirvió de nada. La gente es así, es forra. Vos me dibujaste a la maldad hecha hippie, no te quejes ahora. Sí, lo dijo este chabón, Justin Timberlake, what comes around, goes around. Y creo que ya es hora de que abras un poco los ojos. Sé que venís reflexionando bastante, hace un mes más o menos que no hacés otra cosa que pensar. Yo también quisiera dejar de pensar, pero soy tu álter ego, lo que vos anhelás ser en el futuro. Ya existo. Y no soy nadie. Pero te quiero, me gustás, me caés bien; vos me conocés como a la palma de tu mano, sabés hasta la posición en la que duermo y en la que prefiero coger. Esto es una entrada de tu blog, vos sí existís, vos sos fetiche de la introspección y las adivinanzas. Vos querés ser de pocos, pero a la vez de bastantes. Estás en crisis, querés que llueva, que sea de noche, querés viajar, tirarte en el medio de la calle, mudarte, conocer gente nueva (ALGO EN LO QUE INVERTIR EL TIEMPO). Y podés hacer lo que quieras: podés conseguir un caramelo y podés cambiar el mundo (claro, mentalidad teníamos que tener la misma, ¿no? ¿Por qué yo no puedo ser de esas pesimistas que te dicen: “Nah, no vas a llegar a nada, piba, desistí”?). Pero tu poesía es muy querida, yo sé que además de esos lectores fieles hay algún que otro pasivo que te disfruta en silencio; o te odia y se ríe de vos ¿No es hermoso?
Si de algo sirve, yo también quiero que me quieras. Aunque no creo ser tu álter ego directo, me parece que soy más bien una ramificación de alguien más antiguo, más inicial, alguien como Eureka. ¿Te gustaría que venga, un rato? Y, pero si somos lo mismo, nena, no servís para crear personajes muy diversos. Son todos tu visión de lo perfecto, lo discontinuo y lo disfuncionalmente bizarro. Eureka era más infantil, más inmadura y más pensante a nivel mundo. Vos, ¿qué vendrías a ser?
Tené en claro que te queremos, la ficción te quiere, tu ficción te ama, por más precaria que sea, a tu literatura le enseñaste a amar y a sufrir. ¿Y no es acaso así como te ves vos; como alguien que busca afecto constantemente a través de distintos medios; como alguien que busca protección en los demás porque piensa que no puede cuidarse a sí misma pero sos más autosuficiente que una máquina? Vos te querés a vos misma, pero te enferma lo individual, el encierro, la quietud. Porque si vos pudieras, te perderías entre estos textos, te tirarías de cabeza a este mar de palabras, regocijándote en metáforas y personalidades que no existen y aún así, dialogan. Serías feliz acá y rogarías que no te encuentren nunca, nunca más.

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