3.12.10

Where's my Absolent?

(Días felices, los juntás y hacen una quincena)
Los recortás, los emprolijás, los cosés a una cortina amarillenta con puntillas.
La colgás de la ventana, te embobás viendo las paredes húmedas y grises y agrietadas.
Mirás más profundo, hasta ver las telarañas, se te agrandan las pupilas y te duele la cabeza.
Pero no importa, porque alcanzaste a verlo, esa sombra que lentamente se da cuenta y se apresura a entrar, a esconderse.
Esa figura tan calma, tan sabia.
Mirás la araña hasta que desaparece entre la oscuridad que el sol que entra por la ventana no puede alcanzar.
Te das vuelta. Mirás la mesa, el mantel plástico, las migas del desayuno.
Mirás la ventana, no habías hecho eso, te olvidaste, se te pasó o algo así.
Te das cuenta de lo lindos que quedaron esos días, ahí, cosidos a la cortina.
Y esa luz amarilla, como una capa de oro, los hace brillar.
Ves uno de esos días que quedó mal cosido, le faltaba una costura en una esquina.
Ya lo ves, la esquina está medio chueca, te esforzás por ver otra vez.
Se te agrandan las pupilas, te duele la cabeza.
Y esta vez sí importa, porque te duele también al costado, o al centro, en el medio de la caja torácica.
¿Por qué a la gente le duele acá?
Es un pequeño desliz, que se oscurece y se marca.
Un desliz que no es mío, es de alguien más.
¿Por qué es de alguien más?
Sacátelo, sería lo mejor, me parece, ¿no? Sí, así no me enojo.
Arrancá ese día de la cortina.
Exponelo al sol
y que se queme.


-What time do you get home?
-My mom picks me up... at nine i think.
-One day i'll follow you.
-But you can't get inside.
-Why not?
-'Cos you can't.
-Whatever. I'll wait for you outside and i'll make a little drawing.