31.3.13

Yo soy

Yo quería,
me obligué a narrar
laspalabrasencimadas
y poca, poca cultura, querida.

"Acá no hay filosofía,
no hay conocimiento,
no hay despliegue de estilos,
de autores,
ni de alas siquiera.
Y eso que las tenés ahí,
amarradas.
Yo no sé por qué te encerrás tanto,
en lo naïf, en lo simple.
Ya no tenés diez años,
y a los diez años te la rebuscabas más,
con rima, con un tema fijo, el tema del título.
Te volviste una ameba literaria, Sofía.
Me decepcionás."

Yo quería
divertirlos
me obligué a gritar
(acá tenés un estilo, forro).
Pero no soy
lo que abunda en ese costado
natural,
de liberación,
que la mujer es un ser hermoso
y todo lo que la compone,
toda la emoción,
la carne,
el espíritu,
son maravillas humanas
como el hombre
y el conjunto de todo,
en unión, en el amor infinito.
Pero no soy.

De hecho, casi no soy.
Soy más bien como una puerta chiquitita,
podés acercar el ojo,
la mano,
la boca
o el miembro
y sigo sin ser.

No me atribuyo enfermedades,
ni problemas,
pasados o presentes.
Es el silencio que se desplaza
como un ánima incolora,
que de cuando en cuando se sacude
y suena como campanitas.
Medio ahogada y medio viva
atravieso el tiempo
y crezco, y cambio, cómo no.
Por supuesto.

Los giros de tuerca repentinos
hacen que el proceso se confunda
y se trabe;
el ánima temblando en infinitos sitios,
que si una sonrisa, o una lágrima pesada, o un puño cerrado
y la diminuta crisis
a los gritos
en el fondo
ecos que vuelven en forma de poesía,
porque yo dejo pasar,
dejo hacer y deshacer,
porque así y todo mi alma sea
una fruta mordida,
una gelatina negra,
era de esperarse
una nula sanación
en el futuro.

¿En qué futuro?
¿Y cuál soy yo?

10.3.13

la voz de la piel

Me deshice de cada prenda con una gracia varonil: el cuello de la camiseta tironeado de la nuca hacia adelante, aflojé el elástico del pantalón y cayó rápidamente a mis tobillos. Un pie y luego el otro, paso atrás. Me desnudé sutil pero naturalmente, erguida sobre mi sitio, los brazos raquíticos al costado del cuerpo. Siempre tuve mala postura, sabía que mis clavículas saltaban como flechas y que si doblaba el torso sonarían  sacras, lumbares y dorsales. No me dijo nada, ni siquiera me examinó con los ojos, los mantuvo en mi rostro. Vi que respiró hondo y sonrió, mantuvo una comisura elevada y me dijo:
-Vení, acercate.
Dejé la ropa donde cayó y avancé hasta la cama. Seguía de pie, ahora enfrente suyo. Más encorvada que antes. Le sostuve la cara con una mano y lo miré hasta el hartazgo, buscando en sus pupilas todo el deseo que me escondía y transmitiéndole hilos de fuego telepáticamente. No vi más que imágenes remixadas de lo que sucedería después; piel y caricias entre besos por todas partes, y mis piernas y las suyas correspondidas. Me doblé más y lo besé. Las manos directo a la nuca y las suyas a mi cintura. Nos ubicamos bien. Entre eso y el botón del pantalón, que yo te ayudo, que no, ya estás grande, cuál es el apuro, los zapatos primero, pero queremos ya y no en un rato, ésto recién empieza. En mi rutina de mujer, me acomodé sobre sus rodillas para que los besos me hicieran rodar y quedar debajo suyo. Pero me quiso sobre él, en todo momento. Se mantuvo sentado en su mejor esfuerzo por sostenerme de la espalda y besar mi pecho; y mirarme a los ojos, siempre. De alguna forma, nos expresábamos deseo de iris a iris. Lo que nos diferenciaba era que esa vez, yo lo protegía a él. Y esa fue una de las tareas más hermosas que me haya tocado hacer. Así, tan grandioso en su longitud, tan maduro, tan viril... tan hombrecito. Y uno precioso. De alguna forma, mi cuerpo dos (o tres) veces más pequeño que el suyo lo rodeó y cuidó de golpes bruscos, giros repentinos y malos tratos. No iba a aprender de mí, pero íbamos a aventurarnos juntos. Era yo la del poder y el movimiento, la del timón a su destino; yo mantuve el calor hasta su ebullición, cuando ambos expectantes nos apresuramos por poseer todo, medio acostados medio sentados; y nos quisimos en todos los sentidos posibles, invadidos por la sensación de que todo encajaba en el universo, cada cosa en su lugar y en el correcto; cada camino limpio, cada especie creada y desarrollada para tal y cual fin, la vida y la muerte como procesos mecánicos y satisfactorios. Todo era absoluto y perfecto. Su cabeza en mi hombro y mis brazos aferrados a ella. Presionando y luego soltando. Los pulmones hinchándose y vaciándose, exhaustos de tanta vida. Volvimos a mirarnos y esta vez no había deseo, había un festejo, un paraíso de sensaciones en respectivas cumbres. El instante culminó en un beso con las manos en las mandíbulas, recostándonos cuidadosamente, vueltos suaves y sensibles, hasta frágiles pero resistentes. Sonrisas que duraron mil momentos. Me quedé en vigilia incluso hasta después de las caricias posteriores y los besos en el hombro. Fue amor. Una acción y demasiadas reacciones. Yo lo protegí y él se sintió a salvo, correspondido con el ritmo del mundo, consigo mismo y conmigo. Eventualmente se durmió y lo observé hundirse en las tibias aguas del placer alcanzado. Había sido amor. Y ya estaba hecho.

II: Trouble


My problem started when my parents believed I had a problem.
Most of my nightmares are daddies creation.
What’s a nightmare, anyway?
Yeah, I stand in front of a bathtub and as I undress, my skin starts to come off.
It could be an issue.
But the problem is that I’m the only one who knows there’s nothing wrong with me.
Ah, yesterday was a time. Yesterday was golden age.

When I was just a kid, the only thing that could make me feel exhausted was running.
Now I get tired of life itself.

June is what they call me.
In a way I guess it suits me.
I’ve always been like that month. Not because of the heat, but because of the damp air.
June suits me.
And if I ever become a housewife, I’d be an excellent June.
Though I’ll never be a fucking housewife.
Yesterday was a golden age.
But yesterday has to be long gone to be considered ‘yesterday’.

“Are you going to be quiet all day long?”
I nodded.
“Why do you think you choose silence?”
She had to be kidding.
“You can write your answer here, if you want.”
“Silence doesn’t exist” I wrote.
Then I said: “At least, not inside my head.”
“So, you mean your head is… noisy?”
“Not really. There’s always sound.”
“What sort of sound?”
“My voice. Everybody else’s voices. Music of memories.”
“You’re always remembering things, you say.”
“I can’t help it. But I wish I didn’t.”
“You can help it. If you stop living in the past and start living your present day.”
“My present day sucks. I hate it. I mean, I’m in a fucking hospital, for Christ’s sake.”
“It’s your choice. You have to choose what you think is best for you. And I’m here to help you see that.”
“Nothing can help me. I’m cursed.”

So there was something wrong with me.
There was a problem.
Beyond my knowledge, beyond Dr Cameron’s.
Something mystic,
Something magical,
Something dark;
And heavy, and painful, and dangerous.
Maybe I was given the wrong soul.