2.2.16

junio 2015

la suerte no existe
yo me convencí de eso cuando me ahogué con los fideos (fríos), un granito de queso rayado me mostró el universo y todas sus formas
aprendí que la suerte no existe
aprendí que no soy italiana, soy del campo
de la sobremesa después del asado, soy ese tiempo que les lleva charlar de loquesea mientras los platos se llenan de moscas, la soda sacudiéndose dentro del sifón cada vez que un chiste, que se habla de Dios y los fideos se enfriaron tan rápido que no llegó a derretirse la manteca. Se enfriaron tan rápido que aprendieron a atraversarse mal en mi garganta y darme el peor de los malestares para arrancar la semana

tengo un gato que sube a todos los lugares donde estoy
me muestra el universo y todas sus formas cada vez que lo escucho soltar ronquiditos mientras duerme al lado mío
masita peluda de calor que si quiero la agarro y la corro cosa de no estar tan en el borde y poder ponerme boca abajo, más cómoda, pero el gato está tan dormido y su respiración silba y si lo acaricio se estremece y estira las patas, me atraganté con queso rayado, las tripas brotan beats me demandan más comida, comer, comer, comer
pero arranqué la semana lanzando, dos ollas de agua hirviendo en lugar de mejillas y frío, tanto frío que dos calzas, remera remera pulóver y buzo

cuando te veo me achicharro
cuando te vas me enfrío como los fideos
y me atravieso en una garganta que solamente sabe extrañarte
y vomitar palabritas de goma eva

yo no tuve suerte,
tuve éxito