29.8.11

Caminar cerca tuyo

Me sorprende la rapidez con que tu insignificancia adquiere brillo, y se asoma a la lámpara de la eternidad de mis necesidades. Me sorprende que sea otro jueves, gris, lúgubre, asechada por tu sombría presencia. Me sorprende la sorpresa misma, la caricia infinita que rozás en mis espejos. Dicen que los ojos son la ventana del alma, pero ya no hay luz, decidí apagarla, bajar la luminosidad. No quiero quemarte, sos tan diminuto, tan ensimismado en tus charlas mentales que... yo sé que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación, pero tus charlas mentales, esos diálogos que mantenés para siempre en infinita vigilia, a veces en el sueño; me empapás de ruidos que no logro descifrar. No quiero quemarte, esa es la cuestión, ese es mi refugio para cuando decidamos desaparecer. Disminuyo la luz, me agazapo en sueños y te digo mil imágenes como relámpagos amarillos, que después violetas, que después bien rojos. Tenés las uñas tan cortas, igual que las mías; tenés un brazo que te acuna en susurros. La noche pálida, sopresas dulces, momentos nuestros que te los quedás. Pero no sirven de nada si no somos los dos juntos. Esto de maniobrarnos en secreto, celebrar silencios con un aplauso reflejado en parpadeos; seguís siento tan pequeño, tan interesante, en tus mismos ojos, iris esmeralda, ante ideas asesinas que no te dejan dormir. Pero no, sos tan pequeño, dejame cuidarte. Quizás sea mejor sumergirse en la belleza de las cosas feas, algo así como un optimismo forzado y estremecedor. Hay problemas que me podés solucionar, uno de ellos es el hastío de esta soledad. Digamos que arrancar el problema madre de raíz es la cura definitiva, es decir, de manera que yo pueda desatar los nudos que me arden en la espalda. Caminé lejos, un día de lluvia; te busqué y llegué a una pendiente de cemento. Me acerqué a la luz que destellaba el resplandor inmune a mis quejas de extenderse, como los dedos cuando no alcanzás el picaporte. Mis sueños no tienen dedos, tienen ramas, tienen versos. Tus dedos alimentan mis ideas. Mis ideas alimentan tus deseos. Tus deseos alimentan mi temperatura dérmica. El helicóptero que se abalanza sobre el campo, empujando el césped crepuscular, viendo así el cuero cabelludo de un paisaje que lentamente se regala y se desnuda. Así somos nosotros, a veces de una manera y así en el otro, pero somos cuatro (contando tu helicóptero y mi campo). Y yo solamente quiero decir que haberte conocido mientras te reías en sueños fue un postre experimental lleno de químicos eternos; algo así como un frasco de litio que se prepara para la descarga. La lata temblando antes de hacer ese ruido, esa pérdida de la virginidad metálica, hurtar los susurros herméticos y tragarlos. Vos me hacés así, lunático y reflexivo, me hacés así, me aumentás la sal y el azúcar por todos lados, cuando querés y como querés. Soy una mujer sin mucha desgracia, en el pasado me veía y me aferraba a mí, como un ancla, me besaba, me prometía mañanas con vos, me odiaba, me apuñalaba por la espalda. De pronto me pregunté el porqué de mi paradero y pellizqué la locura siguiéndote a donde vos dirigías. Hasta que te vi los ojos, iris esmeralda, y todo signo de desgracia y dolor se volvieron tus tobilleras y mis collares extraños. Nos fuimos al mar, a mirar las escamas de los peces brillar con el sol, oh, tan aleatoriamente; pero un camión de basura nos ahogó el estado de ensueño y nos fabricó instrumentos vehiculares a los que vos accedías con monedas. Yo también, pero es tan distinto. Hagamos una cosa: toquemos fondo y escapemos. Qué bello es el mundo, todo lo demás, menos lo que te rodea es hermoso cuando se quiere escapar. Un abanico desplegándose y junto con él el viento de una realidad nueva. Vos sos mi realidad nueva, el despertar oportuno antes de que se sequen los lagos. Me vestí de amor, cargado en una valija, me vestí de tu existencia rogándole a todo lo intangible que te mantenga respirando. Modificame los versos, inventá extremidades que me alcancen lejos. Pero no te rías de mí, la vida es horrorosamente gris cuando lo hacés y sobretodo cuando te ve los dientes y se percata de que somos solamente uno, ahogándonos en frenesí trascendental. Desaparecer... no es esa la palabra. Atravesar paredes y flotar, como nubes. Ya quisiera que mi cuento finalice a tu lado, como una hoja otoñal al pie de tu cama, esperándote, aguardando tu pisada para crujir; y morir en éxtasis de esa felicidad que irradiás con el tacto. Te vi pseudo-dormido una tarde de lluvia, siempre así, en otra parte. Y yo te quiero tanto, miniatura fantástica. Volemos entre luces estrambóticas y seamos los dos pequeños, sin necesidad de quemarte o de emerger a la superficie, sin tener que correr. Ya te extraño, si te vas como un violín con el arpa, no; no hagas eso, no seas así, yo me asusto fácil. Tenés que ser mío, eso es todo. Ah, y amarme.

14.8.11

Lesson #1

I need to get close to it,
those wolves,
they're calling me.
What's so dangerous about jumping?
Stop talking,
as if i were a stranger to you
As if you didn't know me at all.
And we both know
that i'm the back of your hand,
the needle you cling to,
i get close to you.
As these wolves call me up.
In love with the curves,
but you want me smashed
smashed against your windshield.
Crave the void,
release the smoke,
blood stained hands.
I get close to them,
I dance around the fire.
What's so dangerous about falling?
I'm the deer's head you want
hanging on your wall.
I'm the trophy, i'm the prize.
Celebrate that.
It never had its own story,
but here it is.
Here to stay,
here to be told,
children, listen up:
never get close to it,
those wolves,
even if they're calling,
don't jump into the fire,
don't dance, it's dangerous,
nobody knows you,
you'll end up really bad,
smashed against someone's windshield.
And you'll hang on their walls,
and they'll celebrate that.