24.11.14

el estribillo pero el puente

el vértigo de los muertos
el cuarteto de USA
jumanji de emociones

sabés la contraseña de mi bienestar?
es la misma que uso para todo

bucles de almíbar

leitmotiv

sin impermeable
vértigo de los vivos

docenas de pajaritos de esos que salen de no sabés dónde
pero van remil sincronizados
porque no tienen nada que hacer
los conozco desde que soy así (   )
un huevo
me pasan cerca de los ojos
y les cuento las lagañas
porque así como así
se puede,
todo es mío
pero nada es mío
nada puede ser mío
y además, no quiero nada.

leitmotiv

allá está el comercio
pavimentaron por octava vez
y ahora hay que doblar en la anterior para después a la izquierda y desvío por refacciones
estamos transpirando para usted
mientras tanto, quéjese

me perdí
vértigo
vértigo
vértigo de los no nacidos

el estribillo
mi parte favorita,
me lo perdí

nuestro nexo una poesía, un verso

pero me re pasé
sombrita
algo más
ya crecimos creo

algunos estamos medio tristes
porque yo le estoy dando forma a mi vida
con una tijera que no es para zurdos
(forma de corazón, sí)
y un borde me quedó divino
pero el otro
desparejo, desprolijo,
chueco
chueco.

a lo mejor yo estoy por la mitad de la canción

3.11.14

me levanté y me fui

(Empecé) mal.
Tuve cuadras de 200 metros
entre paraísos y mansiones
levanté una flor blanca aplastada
creyéndola mi actualidad
  instintivamente la olfateé
  y no tenía perfume
ni color
  ni perfume

las costras de las nubes negras
me sirven de respaldo para lavarme la conciencia
y cuelgo de una hecha de acero
de culpa y acero
no hay un toldo lo suficientemente grande como para cubrirme
de la lluvia que se viene
y si realmente es lluvia
o es la sal de mi fracaso
Voy a poner el reloj en hora
hora de bajar el cierre subir la persiana de esta armadura
que se adhiere al imán de lo tardío

es difícil porque de las mil piezas me falta una
con un tipo de sangre anormal
es difícil porque no tengo en quién pensar antes de irme a dormir
ni por qué sonreír cuando me vibra el celular
es difícil porque
tus brazos no me corresponden
porque no te puedo llamar cuando vuelvo en el tren
y no me podés ayudar
y yo no aprendo de mí misma
(es decir que)
es difícil porque soy medio boluda
por reforzar la dualidad en mis instintos
por moverme en un loop semanal
y sacudirme las molestias temporales
de maneras provisorias

¿y esto qué es?
mi discurso en este puesto de telemarketer de lo mundano
vamos, levantarse no es difícil
pero sí lo es cuando yo soy muy pequeña
y me acuesto a dormir sobre una mano de plomo
y doy vueltas y tengo taquicardias
hasta que me hundo en sus líneas
las tres cicatrices del rasguño vital
y me convierto en estatua
boca abajo con los brazos flexionados
y los puños dos anclas conteniendo lo no hecho
un deseo, varios

si pudiera correr las nubes que me tapan las piedras seguras
como una cortina de seda
si pudiera aprender de mí misma
aunque sea por la fuerza
-pero pará, ¿qué fuerza? si pesás 41 kilos
-ah, hola nena. Apilé libros y cajas para enfrentar dos espejos y verte
y en uno verme entera desde ojos ajenos
y en otro verme el rostro demacrado por la ausencia
y me pregunte quién es esa que se sacude insegura
y quién es la otra de mirada inquisidora
como dos costados secos y fríos en la intimidad
el hueco entre las palabras.
"Y es que en verdad yo soy las pausas que hago cuando hablo"
y las redes nebulosas que se desplazan acá adentro mientras tanto
en un revoleo de ojos busqué mil definiciones
a eso que se mueve y desarrolla
en mi cabeza eso que si me preguntan contesto que no sé
porque sigo procesando cosas que eran tan sencillas

si alguien posa un dedo sobre mi piel activo las espinas
crecen en mi centro, suben por mi garganta y me salen por los ojos
si alguien posa una mirada sobre mis ojos
soy un cauce que se va, corre a la observación de 
un mundo a través de la burbuja
cómo es todo desde sus cabecitas
desde sus ropas
desde sus pieles
desde sus ojos

-¿cómo curás una herida si no sabés dónde está
si no hay sangre que lo demuestre?
-cómo podés hablar de una herida que no es más que 
el frío que da tu propia sombra
cuando descansás en un banco incómodo
cuando te arrancás todos los dientes para ser ininteligible
dientecito a dientecito
como corresponde, quieta
una vez más

cuando te desplumás
y amarrás un hilo a tus patitas
que se clavan en un adoquín
condenadas a la observación de un mundo a través de la burbuja
sin otro panorama que no sea el cielo vivo?

Y es que en verdad yo soy las pausas que hago cuando hablo.