30.12.12

Cebolla

Era un día lluviosísimo ese, cuando todos los patos dejaron de comer el pancito que arrojábamos como los niños libres y honestos que éramos. De color celeste se ven los niños buenos, y es porque sufren y la tristeza los pone así, pero no dicen nada al respecto y sonríen y juegan, les encanta juegar; un poco de a cuatro y otro poco solitos. Nos quedamos encerrados en la casa, mamá siempre en la cocina, revolviendo ollas y limpiándose los dedos en el delantal ya curtido de manchas. La cabeza mucho no se le veía, porque la soga con la ropa estaba justo detrás, entonces los trapos y nuestras prendas oscuras la tapaban. Papá nunca se acostumbró a esa soga, siempre que se lavó las manos y dio media vuelta para sentarse en su sillón, se llevó los trapos puestos y a veces hasta los desenganchaba y los 'click' de los broches cayendo al piso musicalizaban sus insultos. Nosotros nos reíamos, Helena, Gaspar y yo; un poco porque ya lo veíamos venir y otro poco porque cuando mi papá gritaba los plásticos corredizos que usábamos de ventana se sacudían un ratito. La risa se hacía lugar sola, sin pedir permiso y papá entonces se daba cuenta de lo inútil que era vociferar calumnias ante la existencia de objetos inanimados, porque nos veía a nosotros, revolcándonos en carcajadas y así lo hacíamos reír a él también.
Lo importante es que ese día llovía, mejor dicho esa noche, porque ya había oscurecido y la luz blanca de la cocina se extendía sobre la cabeza de mamá y sus ollas revueltas, las manos iban de las hornallas a la alacena, de la alacena a la heladera y de la heladera a las hornallas. Nosotros jugábamos, con aviones de papel amarillo, meciéndonos en un barco imaginario, festejando logros vikingos. Alzábamos las manos sucias de tierra y césped y arrojábamos las Naves de la Fuerza Aérea. Pero entonces mamá sacó la tabla de madera del bajomesada, un cuchillo del cajón y comenzó a picar. Un ruido que duraría no más de un minuto, y cuyo resultado surtiría efecto en nuestros ojos, pronto estaríamos todos lagrimeando y ya era tarde para salir de la casa y huir del ardor. Los grillos anunciaban noche calurosa; lejos, en la entrada a la estancia, una luz titilaba asediada por moscas. Era el mejor momento para pedirle un deseo al cielo, pero en ese entonces éramos muy pequeños y no podíamos salir a correr entre el pasto crecido de noche. No desde la última vez. Las quejas de mamá nos distrajeron de mirar por la ventana, "quedan tantas cosas por hacer...". Pero la cena estaba casi lista. En la mesa había cuatro platos, los de siempre, los únicos; de plástico con pequeñas cicatrices de cuchillos que se pasaron de largo. Manchas de salsa que se aferraron a los cortes y nuestros nombres sobre ellos. Cubiertos a sus costados. Los vasos eran de vidrio, bajitos y verdes; la caja de vino y el jugo de naranja en una jarra de acero.
Éramos muy pequeños para pasear por el pastizal de noche. De día sí, dirían todos los Grandes, porque de día recorríamos todo, desde el jardín hasta las cuatro esquinas de campo que nos pertenecían porque rodeaban la casa: El árbol de la Reina de Edimburgo, la granja del señor Barroco, el calabozo de los plebeyos y el río de los peces verdes. Toda la mañana, el mediodía y la tarde, hasta las siete y media. Cada zona tenía un juego y cada juego llevaba a esquinas diferentes.
La guerra que estábamos jugando llegó a un acuerdo de paz cuando el cuchillo se deslizó por la madera introduciendo lo picado en la olla y produciendo ruido a fuego.

26.12.12

Calesita


Él inspira y fluye
derramando saber sin hablar.
Está todo condensado en la neurona,
el poder inequívoco del genio.

Inspira y fluye,
su torpeza es la razón,
la incoherencia en la lógica
y la paradoja sensorial,

todo se visualiza
en la lluvia que se es,
que a uno lo compone
con el amor
que se hace (y se deshace)
constantemente
al recitar
sílaba a palabra
el pensamiento como un mapa,
los hechos como heridas
que sanan gradualmente
con lo real
en lo irreal.

Si aquello no fue amor
y si lo fue,
si era egoísmo,
si era locura,
si se llamaba de alguna forma
y era cuestión de elegir.

Él inspira y fluye,
llega hasta mis pies
y si mi piel lo percibe
seré suya -o no, seré mía.
Puede ocurrir la entrega.

Él inspira y yo inhalo
todo lo que dice.
Miro el mundo a los ojos,
sonrío de costado,
y mientras guardo silencio
pienso que la asfixia
es la muerte
más exquisita.

(Versos al Universo de Horacio Oliveira,
y a París
y a sus seres
y al amor
y al desamor)

21.12.12

Reflejo

Es un asco este cigarrillo. Es un asco este agua. Todo es gris si leo, todo es lluvia. Ojalá fuese lluvia. Ojalá fuese un infante que no comprende las cosas que duelen y arden y hasta llorisquean un poco pero sí comprende lo banal para esas cosas. Banal como mundano e inútil, no como normal. Banal como los colores, la dicha susodicha de los colores, los sueños en imágenes amorfas y eternas. No puedo despegarme del texto, mi biblia, mi primer amor, mi lucha constante. Me acuerdo de todo y todo es lluvia gris, la lluvia que no quisiera porque es lluvia interior, lluvia que no moja sino que duele y arde y hasta llorisquea un poco. Es un asco el humo, las siluetas que dibuja son tristeza, me revuelvo el pelo en un aroma seco y tosco. No soy adulta, no soy aún la que comprende y olvida, la que sigue, continúa; la que borra y crece más con la herida. No soy nada de lo que quisiera ser, porque todo es lluvia interna y nauseabunda.
Quise ver la luz como el pasaje a la esperanza, el hueco al porvenir, siempre tan lejano inalcanzable, por más que te arrastres por el suelo del túnel cilíndrico medio inundado y estires los deditos, el hueso del codo apuntando al auxilio; ver la luz como la salida a la paz, como el cambio brusco, el escape a lo gris lluvioso y desagradable, para variar un poco. Saborear la gloria en combustible derramado, humo contaminante y es que acá, los peatones, no sobreviven. Atascada frente a un muro infinito de ancho y largo, el reflejo ya pasó y fue oro derrochado. Explicar la situación no sirve porque sufro, porque pienso y recuerdo, porque fumo y leo, leo lagos de letras pero quizás... si leemos...
La vida en esta lluvia interna nauseabundamente gris sería una propuesta muy diferente.

18.12.12

Generaciones

Yo no creo estar a años luz de los demás, no creo en el sentido que no podría alejarme más de lo que estoy ahora, de lo que soy. No creo en el sentido de carecer de fé. No podría alejarme más. No podría tener menos fé de la que tengo ahora. 

Quizás (perhaps, perhaps), es más sencillo encerrarse y no ser lo suficientemente sagaz como para conseguir el sustento, entonces dejar de consumirlo del todo, no hacer más que dormir, recordar épocas pasadas y tristes. Entristecerse. Volverse azul, inerte, deshidratado. Pero la vida dejaría de ser vida.

Ibamos saltando engranajes y esquivando giros, soplando las migas y limpiando la superficie, aterrizamos en la cuerda y Kirkey-do se puso a empujar. ¡Las mejores melodías! Éramos cinco saltando y brincando en el cilindro, deslizándonos en el Cepillo. Existíamos, miniaturas, pero seres.


11.12.12

Invisible

Me senté un rato, ahogada en mi realidad solitaria. Me senté para acomodar las ideas, desordenarlas y volverlas a ordenar; caer en la cuenta de cosas externas que en verdad no me importan (o no deberían importarme, me afectan demasiado). Caer implica un impacto y mi tensión liberada vuelta desesperación fue la tristeza. Fue eso, me agarró una tristeza enorme saber que el mundo vive y respira y la gente se quiere, en el otro costado hace frío y acá andamos en ojotas; me agarró por sorpresa y por estúpida, por pensar tanto, por percatarme de que soy excesivamente invisible; en mi cabeza empezó a crecer una molestia, un nuevo nudo a la maraña de idioteces. La gente vive y respira, el mundo se quiere e inquiere, lentamente se desarma y no hay vuelta atrás, sólo hundirse en el ruido y hacer río, los pulmones se llenan de Sangre Natural. La gente se olvida y permanece, o se mueve. Yo soy la que está quieta; podría moverme, romper un poco los vidrios de la quietud solitaria. Si al fin y al cabo soy invisible, desmesuradamente invisible, nadie puede ni siquiera olfatearme. Las flores trituradas mezcladas con químicos y metidas en un frasco que rocié sobre mi cuello y clavículas son servibles sólo para mis conductos nasales. El resto es vida incorpórea, inútil para cualquiera de los sentidos.
¿Qué clase de materia supernatural estará habilitada para percibirme?
Lo bueno de ser fantasma y estar triste es compararse con los demás y reírse de la estupidez propia; perder el tiempo -que en realidad no es tiempo, porque ya no existe o al menos no importa- pensando en las ventajas y desventajas. Y recocijarse en el No Ser, que la Naturaleza va más allá y por fin dejé de ser parte del más acá; que si un humano o androide pregunta qué soy ahora, le dirán que "(no) soy nada".

10.12.12

Tocar & matarnos

Vos debés ser difícil de complacer
no te basta con huesitos;
y si te conformaras con eso,
los esculpirías de manera tal
que queden perfectos para vos.
¿Creés que soy una sobra?
Cayendo del cielo,
te dejo inconsciente
y nos miramos, idos
en frases y acciones inconclusas.
Los brazos no saben qué hacer
pero las manos tocan igual.
Tratá de matarme, un día de estos.
Podemos encerrarnos en un cuarto
y no salir jamás
a menos que uno de los dos
esté más o menos muerto.
En donde el amor
no sea tan difícil de encontrar;
caiga del cielo,
caiga encima nuestro
y nos miremos, idos
pero seguros de qué hacer.
Tocar y matarnos.

(El amor cayó del cielo
y se escurre por tu boca,
por mis cavidades, hirviendo,
que si me tocás, me matás
o te mato yo)

5.12.12

¿Comprendés?

Yo
Yo me acuerdo que
Yo me acuerdo que cuando jugaba
Cuando jugaba arriba de los árboles
Y me pintaba ser gorrión,
La luz era como un sedante.
Todo estaba allá abajo.
Y no me importaba
Una mierda,
un carajo.

Me gusta que tengas novio,
es de esos parpadeos que se hacen despacio, contemplando.
Tu truco es escabullirte,
me gusta que tengas novio y sonrías más que antes.

Es como una celda de océanos silvestres.
Sí, no, eso no cuadra con vos.

"¡Desdel dosmiltrés que no parás de ver esos dibujitos!"
Te requete quiero, sabés.
Uy, esto es un manojo de recuerdos,
estornudé y me escupí mocos en la mano.
Creo que así se fue borrando tu aura.

Seamos bien de Bélgica, Brujas, esos lugares.
Porque a mí me gusta que tengas novio,
y te dejes llevar por la confianza,
el diálogo,
el entedimiento,
las caricias,
el amor,
todo eso, ¿entendés?
A mí me hace feliz.

Yo
Cuando jugaba
En la tierra,
en el suelo,
el pasto, esas cosas;
me pintaba ser anfibio
o violento como un felino
violento veloz, si querés.
¿Desde cuándo dejé de mirar esos dibujitos?
"¡Desde que te pusiste corbata!"
Allá, por la comunión.
Y recibí la Eucaristía,
y me crecieron alas
y fui de nuevo gorrión.
Gorrión veloz violento como un felino.
De vez en cuando me pintaba ser todo junto.
Esto no tiene mucho final.
Nosotros leíamos en el libro de Lengua:
"Redondo, redondo; barril sin fondo"
Y escribimos una canción,
cuando éramos amigovios,
cuando éramos algo inseparable,
cuando éramos.

Mi truco es la metamorfosis.
Y supongamos que todo el amor que te tengo,
todo el amor que me tenés,
y ahora que nos veo a los cuatro,
vos con tu novio
yo con mi paz
y la alegría que me da verte así... bueno, freno.
Veo todo eso
y mi mente
se resume
a ese pequeño banquito redondo, rojo y azul y blanco,
con una estrella en la superficie,
ese banquito que es como un cono sin punta,
¿se entiende?
la mini plataforma sobre la que se paran
los anfitriones del Circo.

¡El Circo de nuestras vidas!
Diez pesos la entrada,
menores de cinco años
no abonan entrada.

4.12.12

el beat

I

Oh yes, i'm spilling like milk, i'm already gone.
Do you know what you should do to your brain?
Cool off! Cool it of!
I'm spilling like milk,
like honey, i'm thick.
I slip down your lip
like an unwanted lie.

Oh yes, time runs out, i'm already gone.
Do you know what you should do to your bones?
Jump & break! Break them all!
I'm spilling like blood,
like fluids, i boil.
I slip down your leg
like unwanted period.


II

She was born
pretty and tall
in a house made of stone
where destruction found home
she was ill, soon was gone.


III

I want to be
the helmetless child
that sleeps between her parents
in a motorbike.

I want to be
the troublesome child
that because you're drunk
you don't care about.

The kid that you beat
with belts and a stick
'cause I get in trouble
at school, down the streets.

I want to be
the preadolescent
that hangs out with people
like junkies, or gangsters.

And spray on the walls
watch girls in a pole
drown in a pool
of mere alcohol.

One day you will cry
'cause I failed and I died
'cause you failed, I was high
I'm the overdosed child.