24.8.14

Convivencia

Apenas salió de la peluquería, se largó a llover.
Fernando la esperaba en el auto estacionado en doble fila.
Pasitos apresurados, una mano atinando al pelo y la otra abriendo la puerta.
Refugio.

-A ver...

La mirada inquisidora del azúcar en la opinión. Pero silencio...

-¿Qué te hiciste?
-Me lo aclaré y me emparejé las puntas.
-Ah... No se nota...
-Sí, cómo que no - se miró en el espejo de la visera -. Está más claro que antes.
-Me parece que está igual.
-No se nota porque no hay sol.
-Debería notarse cualquier día.

La mirada desafiante. Fernando se rió.

-Bueno, te queda divino con esta lluvia.
-Ahí va. Gracias.

Bocinazo posterior. Avanzaron.

-Uf... no hay lugar para estacionar...
-Vamos a casa.
-Pero habíamos arregl,
-Compremos facturas de pasada y vamos a casa.

A casa. Facturas primero, claro. Fernando volvió a esperarla en doble fila.
Poca oferta. Pura crema pastelera sobre formas que no compra nadie.
Al auto corriendo.

-No había nada. Traje medialunas.
-Hay café en casa, ¿no?
-Sí, está ese mochaccino que compramos en el Jumbo la otra vez.
-Ah.
-Yo me hago un té.

A casa.
No prendieron la tele, se quedaron en la cocina. Goteos cadenciosos sobre alguna chapa vecina.

-¿Y si tomamos mate?
-Podría ser. Antes de irnos dejé descargando una peli...
-¿Cuál?
-Una que se estrenó hace poco, de suspenso.
-Podríamos hacer algo más divertido
-¿Como coger?
-No, eso antes de la siesta. ¿Vamos a Giuliano hoy?
-Si llueve menos, estaría.

Vacilación alrededor de la cocina. Quizás pasos dubitativos al living. Beso. Besos.
Tomaron el café y el té. Comieron las medialunas.

-Ah... Ahí se nota lo que te hiciste.
-¿Viste?
-Igual no es muy distinto de lo que ya tenías.
-No, no quería cambiarlo tanto.
-Me gusta.

Fernando desmayado luego del sexo y ella somnificada por el aire tibio que sale de la nariz de su novio.

Gorda puta. Yo me fumo un pucho desde el balcón de al lado. Nos vemos en Giuliano, más tarde.

PD: Soy la Muerte.