29.7.14

Escurrirse las sensaciones

detrás de los ecos de la madrugada hay una promesa
un deseo, una petición, un llamado, una presencia.
ese auto que se acerca y lo oigo vibrar fade in fade out
viene de algún lado y va para allá (otro)

Tengo las cosas, cierro la puerta, cambio el pendrive. Acá y allá, saco ropa y guardo otra y vuelvo a sacar y me la dejo puesta un rato. Leo, pero me cuelgo y se me van los minutos. Pienso, pero me cuelgo y se me van los años. Escribo o dibujo pero no me gusta nada. A las dos y media se cierra el telón. Todo en su lugar, menos la ropa. 
Yo me revuelvo las pelusas del pulóver y las arranco, me revuelvo los padrastros y me los arranco
uso un posavasos para la botella en el escritorio, el vidrio de la mesa lleno de migas y una, dos, tres, cuatro luces que apagar a las 3 de la mañana cuando suena Grouper y pongo el track 06 en repetir por sesenta minutos; el auto que oigo vibrar y se acerca y sigue de largo, arriba del cajón mis pies en medias, y la sirena de la yuta reflejándose en el pasillo de la vecina que ya duerme, porque trabaja. Su ropa colgada en la terraza apuntando al cielo contaminado de naranja. La luna justo arriba de mi techo, tuerzo la persiana al revés, entra la luz y voy a la cama, y un espejo en el estante que me muestra el cuadrado luminoso del piso. En mi tablero de goma eva lleno de chinches y los registros de mi vida social se refleja el troquelado en blanco. Yo lo miro y es como una historia: las luces son historia y las naturales ni hablar. Pero son track 07.

Yo soy más que mi fisionomía
si mi afuera está bien, mi adentro está igual.
Lo que se oxidó fueron las emociones
abajo de nubes negras como plaza abandonada

Una es suave y felpa de azúcar cuando lo externo emana beneficio
y se absorbe total
Yo no tengo equilibrio, soy una grieta, soy la caspa en mi cabeza, el cebo en mi frente, el vello en mi bozo, el sarro en mi calcio, el hedor en mis axilas.
Soy mis posesiones, soy lo que consumo, soy lo que me roban.
Pero no soy lo que ves, eso es lo que parezco.
¿De dónde salen esas sonrisas, sino?
De la felicidad con poco. Para tapar el barro, con más barro.
Detrás está mi tórax y mis deditos estirándose al sol.

Creo que mis peticiones ya no sirven
creo que mis poemas ya no sirven
ni como ventana del alma,
ni como bucle de almíbar,
ni la metáfora aorta
ni el verso fácil.
Mis poemas son un grito de socorro
una lágrima pesada
el verdor de la angustia
lo grisáceo de la risa
o lo que te puedo contar por teléfono
o lo que le puedo contar a mi terapeuta apenas me siento.

De todas formas,
me estoy divirtiendo de percatarme de cosas,
llegué a un punto donde la gente ya me causa gracia
y mis actitudes intentan ser lo más atípicas posibles.
Me pasa en el quiosco, en el almacén, esperando el bondi.
Me balanceo y giro la palma de las manos como hélices.

Ya no me importa,
desayuno almuerzo meriendo y ceno
duermo siesta
no hago más
(a veces proyecto y creo)
Ya no me importa.

La música es un tiempo y espacio paralelos
donde está todo bien
salvo esas melodías o notas o líricas que sacuden la sal de los ojos
está todo bien
en mi vocecita y mis susurros y mis chasquidos
en el volumen de pelo que ahora puedo sacudir.
Y revolear los brazos en ondas de ritmo.

Ya no sé qué quiero decir
ni con qué
y de qué maneras
ni a quién
vivo hablándome a mí misma.

Voy a escribir historias, inventar personajes
eso es fácil,
hoy escuché a un treintañero conversar con otro sobre minitas
y sobre Tal, que viajaron a Nosé Dónde y ahí cogimos, en el baño.
Voy a inventar historias, escribir personajes,
ahí puedo ser yo
sin ser yo.

Mi presente se agota de mirar para adelante
y ver un montón de cosas
que todavía no existen
Mi presente se suspende cerrando los ojos
y ver un montón de cosas
que existieron.
¿Pero no somos así todos?
¿No somos así?
¿'Así' cómo?
Todos putos.

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